En la Barcelona de 1972, escenario de un franquismo crepuscular pero todavía vivo, se representa otra vez la tragicomedia del crimen. Los sótanos del Gran Teatro del Liceo, ecos de fantasmales óperas y sangrientos sucesos, siniestra corte de los milagros latente bajo las soleadas ramblas, se dan cita frailes trinitarios, compañías de ballet, espías soviéticos y agentes de la brigada político-social.
Otra vez el comisario Ripoll y Jordi Brotons, el joven director del Manila Hotel, tendrán que poner en juego todo su ingenio para esclarecer el misterio.
La calva de Shakespeare es la tercera entrega de la serie de apasionantes relatos policíacos que nos obsequia su autor, Jordi Siracusa. Jordi Brotons, su protagonista, nos seduce una vez más con su brillante personalidad y su sutil ingenio. Un tipo que lo mismo es capaz de resolver asesinatos, que de embarcarse en eróticas aventuras. Gallardo timonel, perito en lencería fina, izando una bandera pirata con dos tibias y una calavera muy especial.

Contar el argumento de una novela de misterio no tiene sentido, por eso os dejo algunas frases que aparecen en la novela:
Frases de La calva de Shakespeare
La Barcelona de infinitos días y astrales noches, es hija del Mediterráneo, una mar sin abismos, pero con pasiones milenarias; dócil en ocasiones, iracunda en otras, como una mujer enamorada.

Eran los momentos en que descubría aquel gesto suyo cuando me miraba, esperando a que yo lo adivinara en la penumbra, o aquellos otros en que buscaba mis labios y depositaba un beso con la suavidad de una nube de algodón celeste.

El cielo es para quien lo protege y no vale la pena descender a las causas ni a los desastres terrestres.

La amaba como al hada que proporciona los prodigios cotidianos, que no por sencillos son menos milagro.

La vida tiene sus giros y la Justicia sus versos.

No trate de sonsacar al dentista, él tiene la herramienta en la mano y usted la boca demasiado abierta…

Deja al malhechor que se confíe, pero nunca olvides que lo es y que hay que atraparlo.

El Liceo es un lugar en el que las bombas tienen memoria.

Los famosos quieren pasar de incógnito y la gente corriente quiere ser tratada como famosos.

El rosto era una máscara amoratada que alcanzaba su extrema paleta en los purpúreos labios, todavía entreabiertos tratando de buscar un soplo que nunca llegaría a los pulmones.
La muerte le había convertido en un pelele sin aliento, una marioneta de hilos rotos y el pene también había regresado a refugiarse entre los vacíos testículos, tal vez feliz por su postrer e imprevista actuación.
Regresamos andando subiendo por las Ramblas, mientras por el subsuelo, más profundas que las pasiones de los hombres, bajaban las aguas de mil fuentes milenarias que buscaban el Mediterráneo como el que regresa a casa.

Me gustaría morir amando, ya fuera en la cama o viendo un amanecer, pero amando.

Alguien pasó por nuestro lado, era una hermosa mujer, erguida sobre unos tacones finísimos que soportaban unas largas y sugerentes piernas…

Cuando el cielo le parecía inalcanzable, mi amiga se refugiaba en la feliz serenata de Schubert que Liszt convirtió en inmortal.

Una pianista interpretaba el tema con la dulzura propia de la que sabe que los himnos son para las almas que saben entenderlos.

Su cuerpo, desnudo y mojado, recibía la cascada de lluvia que golpeaba primero en sus glúteos para deslizarse ávida por la zona posterior de los muslos.

Su cintura recibía el estallido de las salpicaduras como la lluvia que repica sobre el tallo de una preciosa planta
La abracé como solo pueden hacer los que aman.

El agua siguió cayendo sobre nosotros parodiando el bombeo de nuestros corazones.

Lo importante no es el medio, lo fundamental es el viaje en sí, la aventura.

Me abrazó como si de verdad la rescatara de un buque inglés con la bandera negra de la calavera y las tibias.

Me miré en sus ojos y me sentí vivo.

Así era ella, el paradigma de la voracidad de vivir.
Así somos los piratas, siempre con los ropajes calados, sin ropa interior y persistentemente dispuestos al abordaje; verdaderos, obcecados y auténticos corsarios del deseo… solo que, por estos lares, en vez de ron, bebemos J&B en vaso corto.

Los conserjes y, sobre todo, las telefonistas, me habían ido informando de los progresos occidentales de los espías orientales, yo también tenía mi propio servicio secreto.
Se trataba sin duda un ex militar o un luchador, algo mayor, tal vez de cuarenta y pocos, rostro simétrico, con una cicatriz que partía de la base de la nariz y alcanzaba el labio superior, ojos oscuros y enigmáticos.

Tenías que permanecer unos minutos de pie antes de adentrarte en aquella negrura con cierta garantía de no romperte la crisma.
Bajo aquella moqueta, varias generaciones de ácaros disfrutaban de su particular universo.

Deambulé por aquel laberinto de pasiones reservadas o de reservados pasionales.
Los característicos ecos de los descensos de cremalleras eran constantes, el traaaas de los vestidos y de las braguetas sonaban como grillos frotando las alas con prisas.

Coloqué todo sobre la bandeja y la levanté por encima de mi cabeza, atravesando aquella terrible oscuridad como un modelo ciego por una pasarela de Santa Eulalia.
No dije nada, pero aquello no me gustó, hay silencios que hablan por nosotros.
Recordé su estado melancólico y un tanto lejano del último día en que estuvimos juntos, pero luego fue todo tan bien que no volví a pensar en ello; comportamiento fatal y típico de hombres.
Estos días he estado meditando, pensando en futuros y cuestionando presentes.

Las luces de la calle se colaban por las ventanas para despedirse y los objetos se escondían en los armarios y en la alacena para no hacerlo.

Lilith tenía a todos y a todo el mundo a su alcance.

Ese postrer encuentro que queda en la memoria sabiendo que ya no habrá otro, pero que tiene día y hora, y momentos para volverse a mirar a los ojos.
¡Qué tristeza cuando el amor se marcha sin despedirse!

Pero la vida tiene muchas sorpresas y no me dio tiempo ni a compadecerme de mi mismo.

Era una de esas melodías que te hacen sentir que todo es posible…
Era una de esas melodías que te hace sentir que todo es posible.
Los pequeños detalles, amigo Jorge, son lo importante en una investigación. (Ripoll)

La fragancia de la rosa, la flor más celebrada en la literatura, era el síntoma y los libros la magia.

La miré, la miré con una profundidad oceánica.

La verja se abrió sola como la entrada a un mundo mágico.
Sus gestos se iluminaban a la luz de la luna como una lluvia de perseidas cruzando el firmamento.

Lo teníamos todo allí, ella, yo, y un universo por cruzar lleno de besos de proporciones planetarias. Pero ella se levantó, descendió de nuestra nave en busca de una realidad sin límites siderales…

Esa relación que está por encima de la pasión y al mismo nivel que el amor, el entendimiento de dos almas.

Éramos solo tres personas en una habitación y cada una con un concepto político distinto. Tres personas inteligentes, razonables y hasta buenas, en el sentido machadiano de la palabra y, sin embargo, tres visiones distintas de la historia y del mundo, tres procedencias distintas, tres memorias distintas ¡Cómo no iba a ser difícil poner de acuerdo a todo un País, en que cada uno piensa que la verdad es suya!

Allí se puede encontrar la carta del bisabuelo en la Guerra de Cuba, la factura de los jerarcas nazis en el restaurante del hotel Ritz en su visita a Barcelona, incluso una grabación original de Caruso. Únicamente se exigen dos condiciones, saber buscar y saber regatear.

El jabón se me escapó de las manos y por una extraña asociación de ideas deseé que no ocurriera nada que impidiera cumplir sus sueños a mi amiga…

Si uno quiere disfrutar todos los sabores del Martini seco, combinando partes iguales de esta ginebra Plymouth y el vermut, sin aguarlo, remover es la mejor opción queda limpio y elegante.

Me duché de nuevo, dejé que el agua fría recorriera mi cuerpo y sometiera al diablillo calvo que andaba preguntándose el porqué tenía quedarse sin fiesta.
Recorrimos las praderas donde sesteaban las vacas, rumiaban las ovejas y trotaban los potrillos con sus madres. Todo muy bucólico y deliciosamente británico, como ellos dirían…

Quise decirle que no se está del todo libre hasta que, un buen día, no vuelves a soñar con el amor que has perdido.

Se acercó al arroyo y hundió su mano en el agua, las cercanas luces de los jardines de la mansión compitieron con el claro de luna para iluminar parte de la escena, era un claroscuro pintado en el lienzo de la belleza.
Nos sentamos a la espera de que ninfas y faunos aparecieran y nos invitaran a un lúdico y sensual baile, pero solo nos acompañaron los cantos de las aves nocturnas y el chuchear del búho

Frente a las estanterías consagradas a los libros cervantinos, reposaban una extensa colección de textos eróticos de todos los tiempos y fotografías de damas desnudas y parejas practicando todas las posturas y formas del sexo.

Aquí, reposan, si es que pueden, partes de seres humanos, no solo esqueletos y restos humanos, también cuerpos momificados, fetos en formol y ojos de amantes después de ser arrancados por un marido celoso.

Adiviné sus exquisitas formas a través de la complicidad de la luminaria. Terminó la canción y cayó su batín mostrando su cuerpo desnudo, pidiendo besos…

Las trasparencias de su vestido largo, atravesadas por los rayos de los focos discotequeros, perfilaban su silueta como una etérea cortina que deja pasar el resplandor lunar. ¡Qué bella era!
No os asombréis frente al misterio, afrontadlo.

Anduvimos por la nocturnidad madrileña intentando ver el mismo cielo que Cerralbo observaba desde el pequeño jardín de su palacio.

Por favor, decidme la cita que más os ha gustado en comentarios. Gracias.